Tierra de volcanes

El volcanismo calatravo es una consecuencia de la elevación de las Cordilleras Béticas durante la orogenia alpina, suceso geológico que se debe al choque de las placas Euroasiática y Africana en el contexto del Mediterráneo occidental.

Existe el consenso entre los investigadores que considera que la primera erupción volcánica en la comarca se data de hace unos 8-9 millones de años. Los últimos trabajos de investigación sitúan las últimas erupciones en edades inferiores a los 10.000 años. Estas últimas dataciones, nos llevan a considerar a la región volcánica del Campo de Calatrava como zona volcánica activa, según los criterios internacionales.

Es evidente que el fenómeno volcánico de esta comarca genera su personalidad bien diferenciada de su entorno. Los más de 240 edificios volcánicos identificados del Campo de Calatrava no se presentan aleatoriamente en el territorio, sino que se articulan en claras alineaciones volcánicas que se entrecruzan.

Más de 240 edificios volcánicos
identificados del Campo de Calatrava

La distribución de los centros de emisión responde a ciertas pautas condicionadas por directrices tectónicas heredadas y propias, se distingue un espacio central en el que se concentra el mayor número de volcanes, rodeado de espacios periféricos en los que el número e intensidad de las erupciones va disminuyendo.

En referencia a los suelos del Campo de Calatrava el carácter más específico obedece a una mineralogía y geoquímica especifica. Son suelos en los que la naturaleza del material de partida juega un papel muy importante, detectándose especies minerales específicas de esta región, como olivinos y altas concentraciones de elementos químicos, por ejemplo, manganeso.

Dentro de los fenómenos eruptivos desarrollados en el Campo de Calatrava, el hidrovolcanismo es el más destacado por su abundancia, más de la mitad de los edificios volcánicos responden a estas dinámicas, y por las repercusiones ambientales que introduce en el territorio en forma de encharcamiento temporales de agua (lagunas) acumulada en los fondos de los cráteres hidromagmáticos (maares).